Emilio del Carmen Salazar quería vivir con Mariela Correa, una amante, y con su pequeña hija. Había un inconveniente: la mujer de Salazar, Nancy López. El hombre decidió que tenía que deshacerse de su esposa. A su amante le mintió: dijo que López los había abandonado. “Soy un poco papá y mamá”, le contó en una carta. Y un día de 2009 Salazar asesinó a López a martillazos, descuartizó su cuerpo y lo diseminó por Pilar, donde vivían. A Salazar, dos años después, lo condenaron a reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado, la misma pena que le dieron a Carlos Eduardo Robledo Puch, el “Ángel de la Muerte”. A Salazar se lo recuerda con el macabro epíteto de El Descuartizador de Pilar.
El horror ocurrió el 13 de marzo de 2009. Ese día Salazar (36) atacó a López (33) en el baño con dos martillos. Usó uno para golpearla y el otro para rematarla. La nena estaba encerrada con el perro, en su pieza en el departamento de Sanguinetti al 200, cerca del centro de Pilar. Luego el hombre utilizó un cuchillo y una sierra para cortar el cráneo y las extremidades.
Al día siguiente, por la noche, tomó un remise y, con la excusa de que debía “enterrar al perro”, le pidió al conductor que lo llevara a la colectora de Panamericana, cerca de una clínica, en Pilar. Al remisero le dijo: “Metele porque al perro se le están enfriando las patitas, se va a endurecer”. Allí, arrojó una bolsa con el tronco, una pierna y un brazo. Se había deshecho del resto del cuerpo desde su bicicleta.
Varios días después fueron apareciendo los restos. El primer hallazgo fue un brazo que apareció en el barrio Santa Marta. Al otro día, dos cartoneros encontraron un torso adentro de una bolsa de residuos; era la que había tirado desde el remise.
Salazar había hecho una falsa denuncia contra López por abandono de hogar y la estaba buscando la Policía. Reconocieron sus restos destrozados por tatuajes de escorpiones que tenía en los brazos.
Cuando encontraron los trozos de Nancy López los efectivos fueron a buscar a Salazar. Estaba con Mariela Correa.
En la jaula
Durante el juicio oral a Salazar, que se desarrolló durante junio de 2011, se descubrió una trama increíble, en la que quedó clara su personalidad de psicópata asesino. El hombre, por cierto, fue juzgado dentro de una jaula mientras gritaba cosas como “¡Barreda corazón” y “¡Robledo Puch es supremo!”.
Se ventiló que Salazar, mientras preparaba el crimen, comenzó a buscar en Internet, y consiguió, una serie de videos de origen ruso en los que, por ejemplo, se mostraban escenas de ejecuciones y ataques a mujeres, menores de edad y animales. Estas imágenes fueron halladas por los investigadores en un archivo comprimido que el asesino había guardado en su computadora personal con el nombre “solomiraycuidate.zip”.
Esos videos fueron mostrados durante el juicio. Muchos de los presentes se taparon los ojos, mientras Salazar los volvía a mirar con suma atención.
En el interrogatorio, Salazar dijo que había comprado los martillos para arreglar un ventilador, pero el ventilador de su casa se colocaba con destornilladores. No necesitaba martillos. Y entonces admitió: “La maté a martillazos y después la seccioné. No recuerdo en qué momento y cómo”.
El 6 de julio de 2011, el Tribunal Oral Criminal N° 7 de San Isidro condenó a Salazar a reclusión perpetua, más la accesoria por tiempo indeterminado, por considerarlo responsable del homicidio (no existía la figura de “femicidio”) y descuartizamiento de su mujer. Es la misma pena que recibió en 1980 Carlos Eduardo Robledo Puch.
La accesoria implica que Salazar recién podrá salir de prisión cuando se cumplan 50 años de reclusión.
Conducta “inhumana”
Al fundar la condena contra Salazar, los jueces María Coelho, Mónica Tisato y Eduardo Lavenia tuvieron en cuenta como agravante la conducta del acusado, que fue calificada como “inhumana y degradante”. “El Tribunal Constitucional español definió como trato inhumano aquel que provoque sufrimientos de una especial intensidad a la víctima”, sostuvieron los magistrados.
Los jueces también condenaron a cinco años y nueve meses de prisión a la amante de Salazar, Mariela Alejandra Correa, que lo habría ayudado a limpiar la escena del crimen con un pote de lavandina. Pero Casación la absolvió, según contó años después en una entrevista en Infobae el abogado de la querella Sergio Arenas.
Luego de escuchar la condena, y antes de ser llevado para estar a la sombra medio siglo, el Descuartizador de Pilar solo alcanzó a sonreír y a decir: “Y bueno, qué se le va a hacer”. (DIB) MM