En la actualidad, el abandono se hace visible en todas las áreas del distrito. Le guste a quién le guste, es irrefutable; cables colgando, postes quebrados, desastre en la higiene urbana, pozos, calles inundadas, plazas mugrientas, pastizales, espacios públicos sin ningún mantenimiento, luminarias quemadas, desagües obstruidos, inseguridad y largos etcéteras.

Sencillamente, nosotros somos el Estado y ningún barrio del distrito puede ser una variable de ajuste, la antesala de la especulación, el abandono o la desatención.

Acostumbrarse a la inoperancia, a la mentira prolongada y a la tergiversación del lenguaje  es -por lo menos- abandonarse, rendirse o quedarse esperando con la esperanza acuesta.

No hay mucho más en la palestra de la realidad pilarense.

Entre tantas que nos tocan; ¿Aceptamos un software que pretende reemplazar el verdadero rol del municipio o reclamamos la presencia de autoridades y la solución a nuestros problemas cotidianos?

Esta modalidad (el 147) que el municipio impone en todos los barrios del partido, no sirve. Claramente, es el instrumento que le permite al funcionario tomar distancia de los problemas, despersonalizar el vínculo con los ciudadanos, ceder la relación a operadores telefónicos para no hacerse cargo ni responsable de las funciones que le competen, por las que fue elegido y por las que debe rendir cuenta todos los días de su gestión.

El tiempo del ensayo y el de la tesis ya se cumplió. Todo es visible, medible, contrastable. La inoperancia de la actual gestión municipal diagrama día a día la destrucción de lo público, desestimando a las organizaciones barriales, vecinales y sociales, determinando silenciar toda subjetividad, expresión o queja, que ponga sobre relieve la pura realidad que lamentablemente acontece.

Vecino de De Vicenzo Chico