“Nosotros, que consideramos que el pueblo es el protagonista de la historia, nos quedamos con el Mayo de Moreno y los chisperos, con la revolución auténtica y profundamente democrática, reivindicadora del esclavo y del indio, defensora por sobre todo de los derechos del pueblo y forjadora de una sociedad nueva donde imperen la libertad, la justicia y la igualdad reales en una Patria Grande, libre de toda intromisión extranjera”.
Poco queda por agregarle a la descripción que el historiador Norberto Galasso hace de la Revolución de Mayo. Pero sí mucho para reflexionar y reafirmar. Volver a preguntarnos: ¿Qué país queremos? ¿Qué valores reivindicamos? ¿Qué destino buscamos? ¿Qué banderas levantamos? Porque hace más de 200 años, había un grupo de hombres, héroes, que sí sabían y tenían claro lo que querían. Pensar como pueblo, ¿qué revolución debemos desatar? Yo pienso que debe ser la de la lucha indeclinable por una Argentina con trabajo, inclusión, igualdad, justicia, seguridad, oportunidades y crecimiento.
Porque hace más de 200 años, la premisa era hasta más que eso: era la de una Patria Grande, en la que el límite no eran las fronteras ni la extensión, sino la unión de los pueblos.
Reafirmar: Somos Patria. Somos ese amor que nos une, histórica y emocionalmente a esta tierra.
Somos el reconocimiento, la participación activa, la decisión, la construcción, somos la lucha y defensa por lo propio, no por lo de afuera.
Hacer de este, un día sí, para llevar la escarapela en el pecho y reivindicar los colores de esta nación; pero más todavía, para reivindicar la “moral nacional”, esa que Jauretche denominaba al “patriotismo” y que es la única a través de la que podemos realmente hacer de este día una celebración.
*Concejal Frente Pilarense