La viuda de Roberto Eduardo Wolfenson Band, el ingeniero electrónico de 71 años asesinado el viernes pasado en el country La Delfina de Pilar, alertó a los investigadores que de la casa no sólo faltó el celular de su marido, sino que también un parlante, mientras que ya se han mandaron a analizar dos computadoras de la víctima, informaron fuentes judiciales.
"La esposa comentó que no encontraba un parlante con conexión bluetooth, que quizás también se lo habían llevado", dijo a la Agnecia estatal Télam uno de los investigadores judiciales de la causa.
El dato también fue confirmado por Tomás Farini Duggan, el abogado que representa a los dos hijos que Wolfenson tuvo con su primera esposa, y que se presentaron como particulares damnificados en el expediente.
Al respecto, el abogado afirmó a Télam: "Es cierto que la mujer actual del padre de mis clientes le llegó a comentar al hijo que se habían llevado ese parlante".
El robo no era la principal línea investigativa debido a que de la casa supuestamente sólo faltaba el celular marca Motorola de Wolfenson, no había nada revuelto y había una caja fuerte con dinero y otros objetos de valor que quedaron intactos.
Sin embargo, voceros judiciales y policiales ratificaron que "por ahora no se descarta ninguna hipótesis, incluso, la de un robo".
EN tanto, el lunes pasado, en su primera visita a la casa del lote 397 del barrio La Delfina, donde tres días antes ocurrió el asesinato, el fiscal de Pilar a cargo de la causa, Germán Camafreita, no sólo se entrevistó por primera vez con la esposa de la víctima, sino que secuestró dos computadoras que ahora serán analizadas por expertos forenses informáticos.
"Se trata de una notebook personal y de otra de una empresa internacional para la que trabajaba. Queremos saber si entre sus mails, documentos o cualquier otro tipo de información encontramos alguna pista", explicó una de las fuentes judiciales consultadas.
A su vez, los voceros confirmaron que otro elemento que se mandó a analizar, aunque a otro tipo de laboratorio, es un cabello largo que por su extensión y morfología no pertenecía a la víctima y que fue hallado, según algunas fuentes, sobre el pantalón del ingeniero electrónico especialista en baterías de litio.
Además, ya está confirmado, por sus lesiones de defensa, que Wolfenson luchó con su asesino mientras era golpeado y estrangulado. Se enviaron también a laboratorios genéticos los hisopados subungueales realizados en las manos de la víctima, ante la posibilidad de que haya logrado arañar a su asesino y que, debajo de sus uñas, haya quedado el ADN del homicida.
Aún no hay un móvil ni un sospechoso claramente identificado y, por el momento, el fiscal tiene a todos bajo investigación: familiares, allegados y empleados.
Ya declararon la viuda, uno de los hijos, la empleada doméstica, el jardinero, el piletero y el profesor de piano que entró a la casa y halló el cadáver.