En un partido lleno de emociones extremas, los pilarenses festejaron nuevamente el partido de la Selección nacional alentando en el Microestadio Municipal, en un clima de fiesta, en el que no faltó la tensión pero en el que nunca faltó el aliento y acompañados por el intendente Federico Achával.
Allí los vecinos gritaron los goles y sufrieron con la definición por penales ante Países Bajos, que finalmente abrieron la puerta a la semifinal de este mundial para nuestra Selección.
Tras la victoria, Achával expresó: "Feliz de haber compartido con los vecinos de Pilar este partido de Argentina con Países Bajos, que tuvo muchísima emoción y que sobre el final hubo un grito de alegría y euforia enorme que nos dio este equipo que nos lleva a las semifinales. Desde el microestadio los vecinos alentaron hasta el final y vivieron con mucha intensidad y cuando parecía que se venían los momentos más difíciles los pilarenses siguieron alentando. Es lo que buscamos, vivir como pueblo todos unidos esta pasión”.
Así, el Microestadio se llenó con las emociones de vecinos de todos los barrios que se acercaron para alentar durante todo el partido. Al igual que en las ediciones anteriores, hoy hubo espectáculos, animación y sorpresas, que permitieron pasar un gran momento en familia. El próximo martes, el partido de semifinales de la Argentina contra el seleccionado de Croacia también se verá en el Microestadio Municipal y las entradas, siempre gratuitas, pueden reservarse en https://mundial.pilar.gov.ar/
En la Plaza
Luego de los festejos en el Microestadio, cientos de pilarenses se trasladaron a la Plaza 12 de Octubre, donde bajo una lluvia torrencial no dejaron de cantar y alentar por el equipo nacional.
Al ritmo de canciones como jijiji, de Los Redondos, La Mano de Dios, de Rodrigo Bueno, y cánticos como "El que no salta es un Inglés" u "Olé, Olé Olé, Messi, Messi", los hinchas no paraban de saltar y cantar, para cerrar con la entonación del Himno Nacional Argentino, casi todos llevando los colores de la Argentina en sus camisetas o en enormes banderas que hacían flamear sobre sus cabezas.